Me gusta: la zanahoria, la canela, el queso fresco, los duraznos, las naranjas, las manzanas rojas y pequeñas, las almendras, los lirios, la champaña, las largas caminatas por la calle, el pan de molde, el café, los trenes, la música a toda hora, las almohadas chatas, dormir mucho por la mañana, dormir poco o nada por la noche, los animales, etc.
No me gustan: las veladas con gente que no conozco, las peleas, las telenovelas, la risa forzada, las miradas solapadas, llamar por teléfono, la compra y venta de simulacros, los falsos exorcismos, etc.
Me gusta, no me gusta: esto no tiene la más mínima importancia para nadie; aparentemente no tiene sentido. Y sin embargo esto quiere decir, yo no soy igual a ti. Así en esta cosa de gustos y repugnancias se dibuja poco a poco la figura de la personalidad. Aquí comienza el enigma que obliga a aceptar goces o rechazos que no compartimos con los unos y los otros, con aquellos y con estos…
Muy pocos prestan atención a los gustos del otro… cuando en esos pequeños detalles es posible develar el misterio que esconde cada uno… “dime lo que te gusta y aprenderé a descubrirte"… parte de tu esencia está en los sabores que te gustan… en las cosas que te detienes largo rato a observar… en lo que te conmueve… en la música que te agrada, si te agrada, es porque toca tu alma… intentaré sumergirme en aquellas cosas que tocan tu alma, para sentirla dentro de mis pupilas...