A propósito del título de mi blog es importante hacer historia del origen de la palabra "ALEGRÍA", palabra que la habríamos obtenido del reino animal...
La palabra alegría la hemos obtenido muy probablemente del latín. De alacre habríamos pasado a alegre. Alacer equus es el "caballo brioso". Alacer / alacris significa, en efecto, "activo", "vivo", "lleno de ardor", "lleno de entusiasmo", "ágil". "ligero", rápido"; y también "gozoso", "alegre", "animoso". En resumen, la alácritas, "alegría" de la que derivaremos la palabra, no es en origen una cualidad humana, ni menos una manifestación del espíritu, sino una característica de los animales superiores, una manera de manifestarse. Pero aún podemos retroceder otro poco: el término alacer es un compuesto de ad más acer / acris. Igual que el "alacer equus" tenemos el "acer equus", que sigue significando "caballo fogoso, brioso", siendo el valor de acer / acre, "agudo", "penetrante", "cortante", "violento", áspero". El prefijo ad (que por influencia de la r se transformará en al) le añade el significado de "disposición", de "inclinación", con lo que a alacer iría acompañado originariamente de un complemento de dirección y significaría "agudo para..." "lanzado para...", etc.
Si el origen de la alegría no es una característica natural del ser humano, debería ser una disposición natural de nuestra existencia...
Creo que la alegría no es una meta... no es aquel ideal que se alcanza después de mucho andar y buscar... es simplemente, como su origen lo señala "caballo brioso" una "característica"... característica que se encuentra en lo más simple de lo cotidiano del día a día... Tal vez por eso se la ha idealizado como una meta lejana, valiosa, y tal vez, exclusiva... pues tiene que ver con la simpleza... y hoy lo más simple no se percibe... por la vorágine del día a día... por el estúpido afán de productividad y de metas por lograr...
Vaya una invitación a la búsqueda de la alegría en las cosas simples de la vida, en el encuentro con el centro capital de uno mismo... en el silencio de un anochecer... en la claridad de un amanecer... en el encuentro con una mirada... en un tibio desayuno... en el aroma de la comida recién preparada... en el estar presentes en cuerpo y alma en un ahora...