domingo, 10 de septiembre de 2006

HISTORIAS DE GATOS

Cuando era chica tenía un libro de tapas duras y lindas ilustraciones, el libro se llamaba “El Gato que vivía con Solís”… para ser sincera, del texto no me acuerdo mucho, tengo solo vagas líneas de él… era un libro extenso para mi edad… era mi libro preferido… por donde fuera lo llevaba, las ilustraciones que tenía me parecían un sueño, eran dibujos casi fotográficos con mucho juego de luces y sombras… el gato se la pasaba entre libros y reflexiones. Intenté millones de veces dibujarlo, pero siempre la autocrítica negativa ganaba a la hora de evaluar los resultados… entonces no hay registro de esos frustrados intentos. Cada vez que iba al baño, me llevaba aquel libro y copiaba sus imágenes en toda la inmensa tina que había en mi casa de entonces… no hubo azulejo sin un intento de gato… luego antes de salir lavaba toda la tina… demoraba horas encerrada en el baño… Tengo la sensación que era un libro nostálgico, y como dije anteriormente, primaban en las imágenes que tenía los contrastes de luces y sombras, el gato, era un gato oscuro, gris con rayas… el libro contaba con muchas imágenes de interiores, libros apilados en un sótano… un globo terráqueo… instrumentos de geografía, marcos de ventanas de madera… En fin no era un libro típico para niños, colorido y de letras grandes, al contrario las letras eran pequeñas y no recuerdo ninguna imagen llena de colores alegres… era además un libro viejo, había pertenecido a unos primos grandes que yo tenía… primos que los había criado mi madre… entonces el libro quedó ahí, en mi casa de la infancia, que había sido la casa de mi madre a los 14 años, edad en la que se hizo cargo de mis tres primos, hijos de su hermana… hijos que fueron de ella hasta que se casó con mi padre… Por eso digo que era un libro viejo… estaba ajado… por eso me gustaba aún más… Llevo varias semanas acordándome de él… no sé que se hizo… no sé como se me perdió… ni siquiera sé cuál era su autor… y en la Web, no hay registro de él… Creo que de alguna forma las historias se juntan… hoy vivo con un gato… con Cuchito… no es gris, es naranja como dijo un veterinario por ahí… yo no me llamo Solís… mi departamento es iluminado… ¿cómo se cruza la historia entonces?... no sé… pero siento que algo del texto de mi infancia revive hoy… Nunca imaginé que tendría un gato… aunque cuando vivía en la casa de mi madre muchas veces intentamos recoger uno… pero nunca nos dejaron conservarlo… en el techo de esa casa vivía un gato llamado Matías… era un gato parecido al del libro… grande y viejo… que cuando bajaba y lograba acariciarlo se le caía la baba, creo que sentía mucho placer… era un gato enamorado y comprometido con las gatas que conquistaba, pues cuando sus gatas parían, él se llevaba a sus hijos a nuestro entretecho… Mala decisión… pues cuando mi padre se percataba de la existencia de los gatitos… los tomaba y los ahogaba en la pileta del patio, mientras yo lloraba a mares… No entiendo por qué Matías insistía en asomarse a la ventana de la cocina, y llevar a sus amores al techo de la casa… era un gato extraño… Dicen que los gatos son portadores de muchas enfermedades para los humanos… realmente esa información no me preocupa… a pesar de que muchos se han encargado en insistir con el tema...
No sé por qué Cuchito llegó a mi vida… sé como… pero no sé por qué… Él también es un gato extraño… se parece al gato del texto en cuanto a que pareciera que se la lleva en profundas reflexiones… cuando demoro en llegar a casa... saca los libros de los muebles y los desordena por todo el reducido espacio de mi hogar… tal vez lee… quién sabe…
Andrea